El libro consta de dos partes claramente delimitadas: una dedicada a los libros de texto y otra a los planes de estudio. En la primera se aborda la utilización que los liberales hicieron de los manuales para conseguir la unidad que tanto ansiaban: establecieron un sistema de listas de libros que aprobaba el gobierno y que estuvo vigente en buena parte del siglo XIX. El estudio del sistema, la publicación de las listas y la reconstrucción de la biblioteca escolar constituye ocupan las páginas de esta parte. En la segunda se editan los planes de estudios jurídicos que existieron en los siglos XIX y XX, se analiza la evolución de los mismos y se ensaya una tipología que permita su comprensión.
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