Contenidos: Introducción (pg. 8) PRIMERA PARTE: ORGANISMOS (pg. 19) 1. Organicismo: las formas de la naturaleza (pg. 20) 2. Surrealismo: los espacios del subconsciente (pg. 44) SEGUNDA PARTE: MÁQUINAS (pg. 63) 3. Abstracción (pg. 64) 4. Racionalismo (pg. 82) TERCERA PARTE: REALISMOS (pg. 97) 5. Realismo humanista y existencial (pg. 98) 6. Cultura pop: complejidad y comunicación (pg. 118) CUARTA PARTE: ESTRUCTURAS (pg. 131) 7. La crítica radical: las formas de la acción (pg. 132) 8. La crítica tipológica: las formas de la permanencia (pg. 148) 9. Fenomenologías minimalistas: estructuras habitables (pg. 162) QUINTA PARTE: DISPERSIONES (pg. 185) 10. La cultura del fragmento: el collage y el montaje (pg. 186) 11. Arquitecturas del caos (pg. 204) 12. Energías: formas de la luz y la desmaterialización (pg. 220) Epílogo (pg. 244) Agradecimientos y precedentes (pg. 246) Fragmentos de libros (pg. 250) Índice onomástico (pg. 252) Créditos fotográficos (pg. 262) |
Este libro parte de una premisa polémica: la forma es considerada el motivo central, el concepto clave, del arte y la arquitectura. Las formas siempre transmiten valores éticos, siempre remiten a los marcos culturales, siempre comparten criterios sociales y siempre se refieren a significados. Precisamente este libro quiere demostrar que detrás de cada uno de los conceptos formales básicos existe una visión del mundo, una concepción del tiempo y una idea definida de sujeto. Por esta razón, cada concepto formal no solo remite a las obras sino también a las teorías filosóficas y científicas del siglo XX.
Toda la complejidad de la arquitectura y del arte del siglo XX se ha aglutinado en torno a doce conceptos esenciales que permiten relacionar entre sí las obras de arquitectura, artes plásticas, literatura, cine, fotografía y moda. Los doce conceptos que se desarrollan, interpretados como mecanismos creativos y mundos formales, son: Organismos, incluyendo el organicismo y el surrealismo; Máquinas, con la abstracción y el racionalismo; Realismos, subdividido en realismo humanista y en cultura pop; Estructuras, distinguiendo la crítica radical, la crítica tipológica y el minimalismo; y Dispersiones, con fragmentos, caos y energías.
Extracto de la Introducción La forma, centro del arte y la arquitectura El hecho de que este libro parta de una premisa polémica la forma es considerada el motivo central, el concepto clave, del arte y la arquitectura no significa que se desprecien otros factores imprescindibles como la técnica, la función social o el lugar. Se considera que la centralidad del concepto de la forma va a permitir acceder a cada uno de estos otros factores determinantes: a cada opción formal le corresponden opciones respecto a las materialidades utilizadas, a la relevancia de lo funcional y lo social, a la relación con el entorno. Las formas siempre transmiten valores éticos, siempre remiten a los marcos culturales, siempre comparten criterios sociales y siempre se refieren a significados. Precisamente, este libro quiere demostrar que detrás de cada uno de los conceptos formales básicos existe una concepción concreta del tiempo y una idea definida de sujeto. Esta idea de forma será la que se utilizará para analizar la arquitectura y para establecer correspondencias entre las artes, intentando desvelar similitudes estructurales en obras pertenecientes a diversas actividades artísticas. Porque, aunque en el siglo xx se hayan multiplicado, las relaciones entre las artes han existido siempre: en los artistas del renacimiento y las mutuas influencias entre pintura y arquitectura para generar la perspectiva; entre los compositores musicales y los escritores de los libretos de ópera en el siglo xix; entre los novelistas y los guionistas cinematográficos en el siglo xx; o en los arquitectos contemporáneos que a la vez han sido pintores, los pintores que han sido poetas, los músicos que han sido escritores, etc. De esta manera, un solo concepto, el de forma, nos puede servir tanto para interpretar la arquitectura como para relacionarla con las demás artes, con la ciencia, con la filosofía y con la sociedad. Si el concepto de forma fue interpretado de manera peyorativa en el período del movimiento moderno y entre los autores tardomodernos, en la actualidad gran parte de los arquitectos reconocen que la complejidad de la arquitectura termina resolviéndose y sintetizándose en la forma. Aldo Rossi, con su texto La arquitectura de la ciudad (1966), consolidó el giro copernicano que comportaba la crítica al funcionalismo y la defensa de la permanencia de la forma como clave para interpretar y crear la arquitectura. Rafael Moneo ha escrito que "la presencia de la forma es necesaria para cualquier construcción, [...] es la garantía de la libertad del arquitecto". La evolución de las formas nos remite tanto a la altísima capacidad de conceptualización y teorización desa-rrollada a lo largo del siglo como a la disposición de nuevos materiales y tecnologías. En este siglo, la vieja antinomia entre materia y forma, que ya había sido tratada por Aristóteles, se ha producido de una manera totalmente nueva. La clásica relación entre materia y forma ha sido superada en la medida que, para materializar la forma, se ha partido del dominio sobre una creciente lista de nuevos materiales: las distintas variedades de acero, de aluminio y de aleaciones metálicas, el hormigón armado, el cristal y la inmensa variedad de plásticos. |
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