• 1ª Edición, Año 1994. ISBN 84-368-0852-5

Los primeros impresores concibieron la imprenta como una vía de acceso al pensamiento escrito, es decir, a las obras que contenían la memoria del pasado, y como un procedimiento para facilitar la labor docente de las universidades y la actividad doctrinal de la Iglesia. Puede considerarse representativo el hecho de que el primer libro impreso fuese la Biblia y que de ella se realizaran más de un centenar de ediciones en el siglo XV. Cuando fue difícil disponer de manuscritos de interés, los impresores recurrieron a la publicación de obras inéditas, tanto de formación como de entretenimiento, que dieron paso a la renovación y circulación de nuevas ideas. La imprenta se convirtió entonces en un instrumento al servicio de la creación intelectual y literaria. Durante los siglos XVI y XVII aparecieron ediciones de gran formato y vistosas ilustraciones para mayor gloria de la monarquía y de la Iglesia. No faltaron obras de temas religiosos, libros teológicos, de historia eclesiástica, arte militar y ejercicio de nobles, como la caza o la equitación, con abundantes grabados. El libro conoció durante el siglo XVIII su mejor momento y el resurgir de la tipografía española, gracias a las bellas impresiones de los talleres de las familias Ibarra y Sancha en Madrid y Monfort en Valencia. En esta obra, "De los incunables al siglo XVIII", segundo volumen de los tres que constituirán la "Historia ilustrada del libro español", nueve especialistas en la materia presentan tres siglos y medio de historia del libro. Los textos y las más de quinientas ilustraciones con amplios comentarios, analizan y estudian las obras más importantes. Así mismo, se muestra la temática y evolución de las artes de la ilustración en el tesoro bibliográfico español.