Diversos estudios sugieren que los trastornos cognitivos pueden ser frecuentes en pacientes con cáncer avanzado. Su prevalencia es muy variable (8-90%) y son pocos los estudios prospectivos con pacientes paliativos ambulatorios.
Objetivo: estudiar la prevalencia del deterioro cognoscitivo en pacientes paliativos oncológicos ambulatorios y precisar la prueba de cribado cognitivo más sensible.
Método:
Muestra: dieciséis pacientes oncológicos paliativos, 7 hombres y 9 mujeres, con una media de edad de 73 años (±12,9) y 3,8 años de escolarización (±3,3). El diagnóstico mayoritario fue de neoplasia digestiva. Durante la valoración cognitiva tres pacientes estaban tratados con mórficos.
Material: se administró ambulatoriamente una batería cognitiva que incluía el mini-examen cognitivo de Lobo (MEC), la escala de evaluación cognitiva de Clifton (CAS), la evaluación rápida de funciones cognitivas de Gil (ERFC) y el subtest de claves del WAIS-III.
Resultados: se excluyeron cuatro pacientes al presentar, tras evaluación neuropsicológica, un deterioro cognitivo cortical difuso sugestivo de posible demencia degenerativa primaria. De los 12 pacientes restantes evaluados, el CAS y el ERFC objetivaron un deterioro cognitivo leve en 4 y 9 casos respectivamente. Mediante el MEC se detectó un solo caso.
Conclusiones: la mayoría de los pacientes oncológicos paliativos tienen un déficit cognoscitivo leve y, posiblemente, específico. El MEC parece tener menor sensibilidad para detectar dicho trastorno, respecto al CAS y el ERFC. El enlentecimiento motor y mental parecen ser el deterioro cognoscitivo más característico de dicha población. Finalmente, el déficit cognitivo no parece ser una variable relevante para predecir la esperanza de vida.
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