El presente trabajo es un esbozo de la labor desarrollada por el embajador portugués Francisco de Almada e Mendo9a ante la Santa Sede en la cuestión jesuita. El principal logro del embajador Almada fue que Benedicto XIV expidiera el Breve de reforma de la Compañía de Jesús en Portugal que precipitó su expulsión de aquellos dominios en septiembre de 1759. El Comendador Almada, título por el que era más conocido, abandonó la Ciudad Eterna como consecuencia de la ruptura de relaciones diplomáticas entre su Corte y la Santa Sede, ruptura que abarcará casi toda la década de los años sesenta. El Comendador Almada irrumpe de nuevo en el escenario diplomático en los últimos momentos del pontificado de Clemente XIII para colaborar con los ministros borbónicos destacados en Roma, según lo acordado entre los soberanos respectivos para hacer "causa común" en el negocio de la extinción de los jesuitas ante el Papa. Pero será bajo el nuevo pontificado de Clemente XIV cuando el Comendador, confirmado oficialmente como ministro tras el fin de la "Rotura", podrá dedicarse a la consecución de la tan anhelada supresión de la Orden, una dedicación que se verá ensombrecida por sus desavenencias con los ministros borbónicos durante la etapa de Azpuru y por la actitud más bien moderada del gabinete pombalino ante el crucial asunto por las concesiones complacientes del pontificado. Su actuación cambiará sensiblemente con la llegada de Moñino como embajador español que considerará a Almada como un valioso colaborador y sobre todo lo utilizará como un elemento de presión en su fulminante proceso de acoso y derribo a Clemente XIV que culminó con la expedición del Breve "Dominus ac Redemptor''.
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