Las estrategias didácticas que se enumeran en la conferencia emanan de tres principales fuentes: algunas nacen de la curiosidad y creatividad, otras están avaladas por la literatura científica y un tercer tipo surgen a raíz de ver a otros docentes que las hanimplementado con éxito en su aula. Porque al final no todo es ciencia, y quien busca una explicación científica a todo lo que sucede deja de ver una parte de este mundo. El conocimiento empírico, el conocimiento científico y las experiencias personales son sin duda alguna tres fuentes de las que podemos beber de forma segura. Precisamente, sobre esto, en los últimos años he observado en algunos grupos de docentes que forman parte de la comunidad educativa virtual cierta obsesión hacia las evidencias científicas, rechazando aquello que no está avalado por la ciencia. Por supuesto, evidenciar científicamente el aprendizaje y otros aspectos vinculados a él es necesario. Pero no podemos olvidar que cada uno de nuestros alumnos es único y en ocasiones podemos tener dificultad para avalar un hecho con estudios científicos. Si ya has estado en un aula con alumnos te habrás fijado en su mirada y cómo esta cambia en cada día de clase, en cada hora, cada minuto y segundo. Ella constituye un feedback para saber si el alumno está prestando atención a lo que comentas en clase, si lo está entendiendo, si no le suena de nada lo que estás diciendo, etc. Cada uno de ellos te puede interrumpir y solicitarte que expliques más despacio, otros te dirán que eres muy repetitivo, que eso ya lo saben y que vayas más rápido, otros estarán en su mundo pensando en sus cosas, otros charlando con el compañero, otro que se aburre, otro mirando hacia la ventana, uno cogiendo el móvil a escondidas… Como vemos, el alumnado es muy diferente y no solo en tiempos de atención, curiosidades e intereses, sino en entornos familiares, culturales, sociales… Esto provoca que la calidad docente y el aprendizaje sea un enorme reto para el profesorado, y que pese a existir estudios científicos no siempre van a abarcar a todas las individualidades de nuestros estudiantes. Al igual que te sucederá a ti con tu alumnado, algunos recursos que utilizas en el aula funcionan más, o mejor, con un alumno que con otro. En las estrategias que propongo sucede lo mismo, hay estrategias que con unos alumnos funcionan muy bien y con otros no; eso es lo que he comprobado también yo en mi pequeño laboratorio, mi aula. Por eso, hay que probar muchas estrategias con nuestros estudiantes y analizar y reflexionar sobre las que son más efectivas. También debemos comprobar si hemos cumplido nuestro objetivo con la implementación de una determinada estrategia o tip, entendiendo un tip como una sugerencia, truco o recomendación sobre cómo hacer algo de manera más efectiva o/y eficiente. Yo no tengo ninguna receta mágica, no existen en educación. Y desconfío de quien dice tenerlas, pues ni en educación, ni en otros campos científicos existen, como es el caso de la nutrición, marketing digital, el ámbito de la salud o el deporte, entre otros. Pero sí que es cierto que cuanto más leas, más te formes, más experimentes y más juegues con tus ideas,más mejorarás tu práctica docente. Decía Albert Einstein que la «creatividad es la inteligencia divirtiéndose»; anímate a jugar con tus ideas, a mezclarlas y a ponerlas en práctica.
© 2001-2025 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados