Zaragoza, España
Los jóvenes descualificados, con experiencias esporádicas o inexistentes en el mercado laboral regulado por el Estado, transitan por itinerarios de transición a la edad adulta que aumentan en complejidad. Mientras la actual crisis económica los liga biográficamente a un escenario post-empleo.Aquí nos planteamos si es posible explorar y entender esta nueva relación, esta adaptación mutua entre un mercado laboral con una exigencia creciente de cualificación y unos jóvenes segregados doblemente: primero académica y después laboralmente. Esta exclusión del mundo del empleo, concluiremos, está anudada a nuevas formas de resistencia simbólica, ejercidas por los jóvenes a través de las socialidades. Nuestro interés parte de la experiencia profesional en programas educativos para jóvenes: unos en edad de escolarización obligatoria, entre 14 y 16 años; otros enrolados en programasformativos post-obligatorios, entre 16 y 21 años. Todos ellos con trayectorias divergentes de los itinerarios homogéneos e idóneos que el Estado les ofrece para su inserción social.Entre los resultados de nuestro análisis, intuimos dos factores movilizadores de las resistencias a estas limitaciones de las expectativas juveniles. Por un lado, la variable institucional implica que la planificación de los itinerarios formativos para estos jóvenes los aboca a una infracualificación y a un mercado laboral precario e inestable. Por otro, las resistencias a esta exclusión se nutren de un imaginario de éxito y movilidad social basado en lo estético y lo afectivo.Entre otras conclusiones, veremos que el acompañamiento de los jóvenes de acuerdo a estos nuevos imaginarios favorecerá su capacidad de agencia.
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