Ignacio Menéndez Pidal de Navascués
En el bicentenario del fallecimiento de Agustín de Betancourt, recordamos a un hombre cuya vida y obra se desarrollaron en un momento de transformaciones profundas y trascendentales, Betancourt, nacido en 1758 en Puerto de la Cruz, Tenerife, vivió en el umbral de un nuevo siglo, en una era marcada por el ocaso de la Ilustración, los ecos de la Revolución Francesa y el comienzo de la Revolución Industrial. Fue un periodo de convulsiones y cambios sociales, políticos y económicos que redefinieron nuestro mundo.
La Ilustración, con su énfasis en la razón, la ciencia y el progreso, conformó el telón de fondo de la educación de Betancourt. Fue en ese ambiente donde desarrolló su pasión por las matemáticas y las ciencias aplicadas, ingresando en los Reales Estudios de San Isidoro y en la Real Academia de San Fernando de Madrid. Ahí comenzó a forjarse como un ingeniero brillante, absorbido por el deseo de entender y mejorar el mundo a través de la tecnología y la innovación.
El impacto de la Revolución Francesa en 1789 y sus ideales de libertad, igualdad y fraternidad resonaron en toda Europa, sembrando el germen de las revoluciones que seguirían en el siglo XIX. Este tumultuoso escenario.......
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