En este análisis, recurrimos al pensamiento de Debord, Baudrillard y McLuhan para desentrañar cómo la evolución de la pantalla, de un simple medio a un complejo ecosistema digital, ha logrado capturar y, potencialmente, subyugar la atención de los usuarios. Esta dinámica permite a los titanes de la sociedad de la información perfilar con precisión a los usuarios, empleando esta información para la distribución calculada de publicidad, creando necesidades inexistentes previamente. A primera vista, podría interpretarse como la evolución natural de la publicidad hacia el dominio digital. Sin embargo, se torna problemático cuando las plataformas digitales, desde una posición de autoridad, promueven conscientemente publicidad que podría considerarse antiética, incluyendo el uso de figuras públicas en campañas engañosas. Ante la exposición de estas tácticas, las reacciones corporativas suelen ser de indiferencia. Este escenario invita a reflexionar sobre los intereses subyacentes de estas prácticas y la ética de las estrategias de mercado en el ámbito digital, planteando preguntas críticas sobre la responsabilidad y la moralidad en la era de la información. En nuestro estudio de caso nos centraremos en la red social X, si bien esta práctica se puede localizar también en Facebook e Instagram.
In this analysis, we draw upon the thoughts of Debord, Baudrillard, and McLuhan to unravel how the screen's evolution from a mere medium to a complex digital ecosystem has succeeded in capturing, and potentially subjugating, user attention. This dynamic enables the titans of the information society to profile users with precision, using this information for the calculated distribution of advertising, thereby manufacturing previously non-existent needs. At first glance, this might be interpreted as the natural evolution of advertising into the digital realm. However, it becomes problematic when digital platforms, from a position of authority, knowingly promote advertising that could be deemed unethical, including the use of public figures in deceptive campaigns. When these tactics are exposed, the corporate response is often one of indifference. This scenario invites reflection on the underlying interests of these practices and the ethics of market strategies in the digital sphere, raising critical questions about responsibility and morality in the information age. In our case study, we will focus on social network X, although this practice can also be found on Facebook and Instagram.
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