Del Reino Nazarí ha llegado a nuestros días una red densa y diversificada de fortificaciones, castillos, fortalezas, alcazabas, atalayas, torres, levantadas casi siempre en lo alto de peñas o cerros. Sus altas murallas remiten al hecho fronterizo de la Baja Edad Media andaluza, que ha dejado una huella profunda en los paisajes de nuestro siglo XXI. En los confines de la cristiandad, el Reino de Granada defendió en efecto sus fronteras con esta fantástica red de fortificaciones, que siguen marcando profundamente la identidad de Andalucía. Pero, ¿no fueron fortificadas todas las fronteras medievales? ¿Cuáles fueron, pues, los rasgos propios de esta última frontera fortificada?
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