Salvaje, decidida, enérgica y, sobre todo, enamorada de su naturaleza. Así es la más joven de las Canarias, la llamada "isla del fin del mundo" -hasta que se descubrió América- ha logrado convertirse en la isla más autosostenible del planeta. Este denominado "faro medioambiental" es ya un ejemplo mundial en la lucha contra el cambio climático y puede guiar el camino a los más de 700 millones de personas que viven en territorios insulares.
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