La Biblia es el libro que se ha traducido a más lenguas y el más editado y estudiado. Sus orígenes se remontan hasta los orígenes de la escritura en el Próximo Oriente antiguo, donde surgieron los primeros textos religiosos, transmitidos primero de forma oral por sucesivas generaciones. El texto bíblico pasó de la transmisión oral a la escrita a través de diferentes soportes de escritura, como el papiro y el pergamino, y de diferentes formatos, como el rollo y el códice. Este cambio de una tradición oral a una escrita permitió la conservación y difusión de los textos bíblicos. Con la llegada del cristianismo, la Biblia se tradujo a diversas lenguas y alcanzó una gran difusión en todo el ámbito mediterráneo. Los escribas desempeñaron un papel crucial en la traducción y copia de estos textos, afrontando desafíos y cometiendo errores en el proceso. La lectura de la Biblia en contextos litúrgicos y en la vida cotidiana de los creyentes fue esencial para su uso y circulación. Los libros de la Biblia, en su formato físico y textual, fueron fundamentales para la instrucción y práctica religiosa de las comunidades judías y cristianas en la Antigüedad, ejerciendo una influencia perdurable en la historia cultural y religiosa del mundo occidental.
© 2001-2025 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados