Supongamos que estamos de acuerdo, y ya es mucho decir, con estas dos afirmaciones sobre el pensamiento crítico: 1. Es una actividad humana que se ejerce de forma individual y de forma colectiva; Es valioso en una sociedad que quiera posibilitar la libertad de las personas y que aspire a ser igualitaria y democrática.
La preocupación tanto acerca de qué podemos entender por ‘pensar críticamente’ como por sus resultados (el pensamiento crítico), atraviesa la misma historia del pensamiento. No hace falta referirnos ahora a la historia del conocimiento y de la reflexión humana. Ni a la incidencia del pensar críticamente en la transformación de las sociedades. Lo que nos ocupa en este texto es plantear, en las condiciones del presente, cómo es posible desarrollar un pensamiento crítico en una sociedad que quiera posibilitar la libertad de las personas y que aspire a ser igualitaria y democrática.
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