Se describe en este artículo la evolución de la opinión conservadora española a lo largo de la primera mitad del siglo XIX en relación con el surgimiento del nacionalismo. Al principio, la nueva formulación de la legitimidad política en términos nacionales no fue bien recibida en los medios conservadores. La procedencia revolucionaria de la teoría de la soberanía nacional resultaba sospechosa para quienes estaban acostumbrados a justificar la obediencia al poder en términos religiosos y de legitimidad dinástica. Hacia la cuarta o quinta década del siglo, en plena moda romántica y bajo la influencia del pensamiento de Balmes, la opinión católica comenzó a aceptar la nueva visión del mundo en términos nacionales, siempre que se identificara estrictamente España con el catolicismo.
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