En los últimos veinte años, las innovaciones tecnológicas vinculadas a la información y las finanzas están transformando las sociedades, cambiando las formas con las cuales las personas ejercen sus actividades cotidianas. En ese sentido, la repartición del trabajo en las ciudades involucra a los nuevos actores sociales financieros, es decir, comercios bancarios y adquirientes, responsables por la manutención del sistema de objetos que sostiene la nueva división social y territorial del trabajo financiero. En ese contexto, la naturaleza técnica del dinero se transforma, creando un nuevo fenómeno que llamamos de economía monetaria digital. Dicho fenómeno amplia el poder y la participación del circuito superior de la economía, aumentando la distancia entre los actores sociales en los dos circuitos de la economía urbana.
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