El presente artículo se propone reflexionar acerca de la conjunción entre la Historia Oral y el Cine Documental, desde una mirada teórica y una propuesta metodológica a partir de la experiencia que supuso la realización del documental «El Tucumanazo». Una vez dentro del debate sobre la validez del cine documental como fuente para la Historia, el cómo trabajar las entrevistas para la concreción de un largometraje se vuelve indispensable para pensar en las formas de recoger los testimonios. La experiencia previa con el trabajo con fuentes orales puede llevamos al trabajo ínterdisciplinario entre el historiador (en tanto entrevistador) y el director de cine, para plasmar en una pantalla una historia que podrá ser vista por un público masivo y no especializado. El potencial del cine tiene mucho para ofrecer a la Historia Oral y el rigor desde el que se sitúa el historiador oral para la construcción de un relato, puede guiar por un camino interesante al proyecto cinematográfico.
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