La pandemia de COVID-19 y las medidas implementadas para contenerla han tenido un impacto sanitario, social y económico sin precedentes, y han puesto de manifiesto el peso de los determinantes sociales de la salud y cómo su distribución desigual ha generado inequidades y efectos desiguales para distintos grupos de población.
Este capítulo introduce cómo los determinantes sociales de la salud, como las condiciones de empleo, el trabajo doméstico o la vivienda, atravesados por distintos ejes de desigualdad, entre los que el género ocupa un lugar especial, han condicionado la exposición a la infección, el acceso a las medidas preventivas y de control y su efectividad, y la evolución de la enfermedad, generando a su vez un impacto socioeconómico desigual, y recrudeciendo o generando nuevos contextos de fragilidad.
Se analiza la manera en que las desigualdades de género han condicionado la exposición a la infección, las dificultades para el diagnóstico, estudio, tratamiento y seguimiento de casos y contactos, la adherencia a las medidas de aislamiento y cuarentena (vulnerabilidad epidemiológica), y diferentes situaciones de vulnerabilidad clínica.
Esta situación requiere un abordaje integral con enfoque de equidad, que mitigue las desigualdades sociales en salud preexistentes y generadas por la pandemia, incluidas las de género, y un compromiso de mejorar la vigilancia epidemiológica, desagregando los datos por sexo e incorporando otras variables de análisis que permitan una distribución más equitativa y eficaz de los recursos y las estrategias de prevención
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