J. María García Soro, M. González Espejo, M. Ramos Solchaga
Se realiza la descripción de las características de una muestra de 2.000 pacientes, basándose en el Sistema de Datos Uniformes para la Rehabilitación Médica y en el manual ICIDH-1 de la Organización Mundial de la Salud (OMS). El objetivo del trabajo es describir el perfil de una consulta externa de rehabilitación y obtener datos sobre discapacidades y minusvalías.
Con ayuda del servicio de bioestadística e informática del hospital, se elaboró un programa para obtener una base de datos, utilizando el sistema EPI-INFO 6 para bioestadística. Para valorar la gravedad de la discapacidad se tuvieron en cuenta los criterios contenidos en el manual ICIDH-1 que emplea siete niveles funcionales.
La edad media de la muestra fue de 51,43 ± 18,69 años (límites, 4-98). Hay predominio de mujeres (60 %) sobre varones (40 %).
Las discapacidades más frecuentes fueron las de locomoción (44,16 %), disposición del cuerpo (20,07 %) y cuidado personal (16,42 %).
Al final del tratamiento seguían con uno o varios tipos de discapacidad 439 pacientes (21,95 % de la muestra). De ellos, el 69,95 % tenían dificultad para moverse, realizar tareas útiles y/o caminar y/o desplazarse dentro y/o fuera de su domicilio. La discapacidad era de grado leve o moderado en el 66,51 %, e importante o grave en el 33,48 %. El grupo de discapacitados tenía una edad media aproximadamente 10 años superior a la de la muestra. La t de Student demostró una diferencia significativa, lo que indica que los discapacitados tienen como grupo edades superiores a las medias de población y también que la proporción de discapacitados aumenta con la edad. La proporción de discapacitados en un grupo de edad de 65 y más años es del 32 %, mientras que para edades comprendidas entre los 16 y los 65 años es del 4,59 %. En conjunto, entre los discapacitados había predominio femenino (57,95 % mujeres; 42,04 % varones), pero cuando se consideraron las edades, pudo comprobarse que entre los 20 y los 65 años las proporciones se invertían y eran mayoría los varones con discapacidad (55 % varones; 45 % mujeres).
De los 439 discapacitados, 199 reunían además los criterios para ser considerados minusválidos, y entre ellos, la minusvalía más frecuente era la ocupacional, que representaba el 32,85 % de todas las minusvalías y se registraba en el 66,26 % de los minusválidos. La minusvalía más grave es la de orientación, que supone el 5,47 % de todas las minusvalías y afecta al 2,43 % de nuestro grupo de minusválidos y que, generalmente, se produce por lesión cerebral adquirida, deficiencias sensoriales y/u otras deficiencias psicológicas (como trastornos de la conducta o de los impulsos, etc.). Las minusvalías habituales en nuestro medio son las de independencia física (23,57 %) y de movilidad (29,28 %), relacionadas habitualmente con la lesión medular, y las deficiencias osteoarticulares y/o musculosqueléticas. Cuando se valoró la gravedad, se encontró que 147 pacientes (que eran los que sufrían discapacidades de nivel 4, 5 o 6 de la escala ICIDH-1) componían el grupo con minusvalías más graves, pero sólo 51 (es decir, el 12 % de nuestros discapacitados) precisaban una asistencia total o continuada.
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