En este texto proponemos un análisis de la película Días de vino y rosas (Days of Wine and Roses) dirigida por Blake Edwards en 1962. A través del recorrido de la trama atendemos a la manera en la que el director filma ciertas escenas y, en paralelo, a cómo se utiliza la música para aportar un valor a lo que sucede, no solo estético sino también semántico. Con esta propuesta de análisis, invitamos a revivir como espectadores, un relato tierno y a la vez terrible que se configura como una alegoría más de la fragilidad humana.
In this text we propose an analysis of the film Days of Wine and Roses, directed by Blake Edwards in 1962. Throughout the plot, we look at the way in which the director films certain scenes and, at the same time, how music is used to add value to what happens, not only aesthetically but also semantically. With this proposal of analysis, we invite you to relive as spectators, a tender though simultaneously terrible story that is configured as another allegory of human fragility.
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