Las historias de vida son redescubiertas y utilizadas como herramienta de análisis cualitativo por parte de diversas ciencias sociales -antropología, sociología de la vida cotidiana, historia, microhistoria-. También sirven como ejes de narraciones que, estilísticamente, ayudan a la presentación de la información obtenida. Estos usos repercutieron en el periodismo. Las páginas de los diarios cayeron bajo el encanto de las historias de gente vulgar en situaciones comunes. Después de todo, éstas - las historias - ayudaron a incrementar las ventas de ejemplares.
El mundo actual, complejo y caótico, sin grandes relatos totalizadores que puedan explicarlo, obliga al común de los ciudadanos a buscar respuestas en lo cercano y cotidiano. Las historias de personas como ellos los ayudan a identificarse en situaciones conocidas y aprender de sus experiencias, a la vez que coadyuvan a reconstruir algún tipo de nuevo metarrelato macrosocial. Las historias y los casos son índices de tendencias que se presentan en la sociedad y que necesitan conocerse con detenimiento. Quedarse en la mera anécdota o indagar las relaciones estructurales de un acontecimiento, no es una responsabilidad del hombre común, sino de los dirigentes, políticos o de cualquier ámbito, que guían los debates públicos de una comunidad.
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