Más de 512.000 extranjeros viven legalmente en España. Otros 100.000 lo hacen de modo clandestino. En total representan un porcentaje cercano al 0,6 por 100 de la población que vive en nuestro país, muy lejos aún de las cifras de otros estados de la Comunidad Europea. Sin embargo, los sentimientos de racismo y xenofobia parecen aumentar día a días, y han desembocado en la muerte de la joven dominicana Lucrecia Pérez, ocurrida el pasado 13 de noviembre en una discoteca abandonada del madrileño barrio de Aravaca. Magrebíes, sudamericanos y negros son los principales objetivos de la violencia desatada por grupos radicales de ultraderecha que ven en ellos los causantes de gran parte de la delincuencia y del paro que sufre nuestro país. Sin embargo, los datos demuestran lo contrario. Sólo el 18 por 100 de los detenidos por la comisión de delitos son extranjeros, y la mayoría de los trabajos que desempeñan son aquellos que los españoles no quieren, los llamados "nichos laborales". A pesar de ello, la condición de ser pobre y extranjero sigue siendo un pecado en nuestro país.
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