Para Leibníz, que piensa en une Europa unificada, es fundamental definir qué tipo de relaciones habrán de establecerse con China y con los pueblos menos desarrollados o "salvajes. Debe producirse un intercambio de misioneros con China y un envío unilateral en otros casos. Pese a le importancia de le evangelización, no es éste le única misión, sino también el diálogo en el ceso de China y le función civilizadora en los restantes. En esa Europa, esencial y mayoritariamente cristiana, idea epocal compartida por Leibníz, deberá existir un sitio pare los judíos, europeos no cristianos, aunque éste no queda por completo definido.
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