El Perú es un país multicultural donde conviven pueblos de muy distinta idiosincrasia. De estos pueblos, los más olvidados, los que no han existido durante mucho tiempo por no estar censados o estarlo parcialmente; los que habitan un territorio supuestamente vacío dispuesto a ser explotado plenamente por los otros pueblos desheredados del propio Perú; los que disfrutan de un subsuelo rico en minerales e hidrocarburos, éstos, los Pueblos amazónicos, han dado un giro importante a la historia que se les ha impuesto por parte de la sociedad nacional. Muchos han sido los factores que han estimulado el surgimiento de las Organizaciones Indígenas de estos Pueblos Amazónicos. Cabe destacar factores tan lejanos como el propio hecho de la conquista de esas tierras; la inmediata ocupación misionera de la zona y la llegada de los primeros colonos; los períodos de colonización masiva impulsados desde los distintos Gobiernos de la sociedad nacional, apoyados en el mito de que la selva se iba a convertir en la "despensa" del Perú. Posteriormente, entran a escena otros factores decisivos: sectas religiosas mayoritariamente protestantes, la violencia armada del narcoterrorismo y los programas de ayuda al desarrollo que intentaban equilibrar una situación que ya se tornaba insostenible. Aún hoy, mucha gente ignora que los Pueblos Indígenas amazónicos tienen sus propias organizaciones representativas –no solamente en España o Europa, sino en el propio Perú–, las cuales constituyen un modelo que combina funciones de tipo reivindicativo, representativo e incluso político. Se asocian paralelamente a estas funciones, otras de carácter meramente técnico (educación, salud, desarrollo agrícola y forestal, etc.) que permiten ofrecer a estas organizaciones los servicios necesarios a sus comunidades afiliadas. Estas Organizaciones luchan por conseguir una autonomía o autodeterminación del Gobierno central, de las grandes empresas y multinacionales, de las iglesias que se reparten su territorio, de los distintos partidos políticos oficiales y de las propias Organizaciones No Gubernamentales. Pero, en este proceso organizativo que cumple ya más de 25 años, han habido cambios no sólo estructurales sino de estrategia, han habido momentos de corrupción y decadencia, momentos de profunda reflexión y autocrítica y han aparecido nuevos factores o agentes que han favorecido ese cambio que está produciendo un importante avance en la defensa de sus reivindicaciones.
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