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Resumen de La idea de sustancia en el Tawantinsuyo

Mariano Martín Isabel

  • Voy a partir de cinco tesis que considero indispensables antes de empezar. Son las siguientes:1. El Perú no está vertebrado todavía. La costa es el fermento que lo puede vertebrar, porque tiene el poder político y parte del poder social y cultural para hacerlo; si no asume el reto la tarea puede recaer en los Andes, porque tienen el poder social y cultural: pero estaríamos hablando ya del medio o largo plazo, y el riesgo de desintegración sería enorme; a menos que se acreciente el ritmo de asimilación a la sociedad de raíces europeas, en cuyo caso el proyecto de vertebración nacería muerto.2. En el terreno de la filosofía, una de las tareas pendientes para la vertebración es el rescate y revitalización del pensamiento andino. Una fuente amáutica actualizada y repartida en corrientes diversas entraría en diálogo enriquecedor con el resto de corrientes que han sucedido a la escolástica, desde el respeto mutuo entre ambas fuentes.3. La escolástica ha evolucionado durante cinco siglos, desembocando en la filosofía actual. La amáutica no. Hay que ponerla al día salvando ese hiato de cinco siglos si no queremos anquilosarla en el pasado. y eso supone amor al presente andino, no obsesión por el andinismo idealizado y mítico. El pasado ha pasado, y por tanto no existe; existe de manera viable el pasado que se ha hecho presente: ése, y no el pasado ausente de los incas, es el que hay que vigorizar hoy. Seguramente tiene más elementos eurocéntricos de lo que el andino puede sospechar.4. Las corrientes filosóficas de origen europeo que hay en Perú también están contaminadas y enriquecidas: hay en ellas más autoctonismo andino de lo que muchos peruanos de la costa quisieran reconocer.5. El pensamiento andino ha sido estudiado por los antropólogos, y vivido por la literatura; pero es un pensamiento por imágenes sacadas de cualquiera de los cinco sentidos exteriores que tenemos. Y la filosofía requiere pensar abstracciones. El presente trabajo es un intento de indagar la presencia de conceptos abstractos en el pensamiento andino; un pensamiento que se expresa con perceptos, imágenes y mitos. Es un esfuerzo por empezar a hacer filosofía desde los Andes. Debo recordar primero que no admito que la razón sucediera históricamente al mito. Cualquier relato mitológico, por elemental que parezca, está cargado de elementos racionales. El pensamiento racional es mito (si opera con imágenes) o filosofía y ciencia (si opera con abstracciones). Que la racionalidad andina tenga bases míticas está lejos de toda duda; que toca techo científico es un hecho ineludible (como lo demuestra la ingeniería que se manifiesta en los datos arqueológicos); queda por ver cuáles son los márgenes de conceptualización que subyacen en los mitos; y, consiguientemente, cuál puede ser su techo filosófico. En el aire está la intuición de saber: primero, si fueron cuatro los elementos naturales que se abstrayeron o pudieron abstraerse de la experiencia plasmada en mitos; y segundo, qué tipo de filosofía puede construirse con ellos. En desbrozar esa roza se van a emplear las páginas que siguen. Cualquier conclusión, dado el carácter hipotético de los datos que se manejan, no puede aspirar a la certeza sino sólo a la verosimilitud. Pero eso ya es hoy hacer filosofía desde los Andes. Con la mente europea. Eso mismo harán también sus pobladores con mente andina; aunque filosofar es, partiendo de los propio, ir acercándose poco a poco a lo universal: en ese camino nos encontraremos.


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