Juan José Sánchez Martínez, Laura Serrano Perdices
Ciertamente nadie ha visto el Estado. No obstante, ¿quién podría negar que se trata de una realidad?. El lugar que ocupa en nuestra vida cotidiana es tal, que no podría ser eliminado de ella sin que a la vez se viesen comprometidas nuestras posibilidades vitales. Le atribuimos todas las pasiones humanas: es generoso o ladrón, ingenioso o estúpido, cruel o benévolo, discreto o invasor. Y por que lo consideramos sujeto a esos movimientos racionales o irracionales, propios de la humanidad, le profesamos los mismos sentimientos que de ordinario nos inspiran las personas: confianza o temor, admiración o desprecio, odio muchas veces, pero también en ocasiones un respeto timorato o una adoración extrema e inconsciente. Antes de desarrollar el eje central de nuestro trabajo, es necesario que hagamos un breve repaso a las diferentes corrientes que han ido surgiendo en los últimos treinta años alrededor del Estado en Latinoamérica. Las limitaciones teóricas del enfoque desarrollista y el fracaso de sus proyectos políticos, determinó, a finales de la década de los sesenta, el agotamiento de dicho enfoque. De la crítica y autocrítica de la "etapa desarrollista" surge la llamada "Teoría de la Dependencia", que abarca el campo del pensamiento económico, sociológico y politológico, y que significó uno de los adelantos más notables en el conocimiento de la realidad latinoamericana. Tomamos pues, como punto de partida los años sesenta, para realizar un breve recorrido por los diferentes enfoques teóricos.
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