Resumen de Breves reflexiones sobre los sistemas de partidos de Argentina y Uruguay
El objetivo de este trabajo consiste en analizar el grado de estabilidad alcanzada por los sistemas de partidos de Argentina y de Uruguay, desde la instauración del sistema democrático en ambos países (en 1983 para Argentina, en 1984 para Uruguay). ¿Por qué plantearse una vez más el abordaje de esta cuestión habiendo tantos estudios sobre el tema? Justamente, es a partir de los interrogantes planteados por algunos de estos trabajos que parece interesante considerar el asunto. Me explico. En la mayoría de los análisis realizados, no se duda en concluir que el sistema de partidos uruguayo, desde la reinstalación democrática, ha logrado alcanzar un destacado grado de estabilidad (varios autores hablan de institucionalización, aunque, como explicaré más adelante, conviene distinguir entre ambas expresiones), pero no sucede lo mismo con el sistema partidario argentino. Así, mientras O’Donnell (1994), al referirse a las democracias delegativas, de la que la Argentina menemista es un buen referente, señala la debilidad del sistema de partidos (entre otras instituciones) que ocurre en las mismas; Kvaternik (1995), en cambio, se refiere a la coalición menemísta, instalada en el gobierno a partir de 1989, como un partido de centro posicional que negocia con los demás partidos, lo que supone la fortaleza y estabilidad de la institucionalización partidista; finalmente Zelaznik (1998), diez años después de conocidos los primeros de los trabajos citados, disiente afirmando que el sistema partidario argentino, a poco de transitar a la democracia, muestra una alta institucionalización (y estabilidad). Como es evidente, posiciones tan disímiles no pueden resultar todas ellas ciertas al mismo tiempo. En consecuencia resulta imposible no preguntarse cuál es el estado real del sistema de partidos argentino. Y esta pregunta es lo suficientemente interesante, creo, como para ocuparme -más no sea- brevemente de la cuestión. En este contexto de dudas presentado por el caso argentino y la multiplicidad de opiniones al respecto, la experiencia uruguaya -menos discutida- será utilizada como un interesante parámetro para la comparación.
