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Resumen de La emigración española en América y en Europa: caso específico, Galicia

Cristina Samuelle Lamela

  • A lo largo de su historia, España ha sido un país emigrante. La emigración propiamente dicha, comienza en el siglo XVIII, primero hacia otras partes de España, como Andalucía y Castilla, más tarde hacia Portugal, y posteriormente hacia América. A partir del año 1850, comenzó la política emigratoria del Estado español, y por su parte, los Estados americanos liberalizaron sus constituciones facilitando la entrada de inmigrantes. Dentro de los pueblos de España, Galicia es la región emigrante por excelencia. Gallegos, hay en todas partes del mundo. La morriña, que siente todo emigrante, es gallega. Prácticamente, no existe en Galicia, quien no tenga, o haya tenido familia en América, o en algún lugar de Europa, o quizá disperso por España. Para reflejar la importancia de la corriente emigratoria gallega, basta con apelar a algunos datos: hasta el siglo XVIII, la población gallega tenía un buen ritmo de crecimiento que comenzó a bajar con la emigración; en la primera mitad del siglo XX, creció pasando de 1.980.515 habitantes en 1900, a 2.604.200 en 1950, año en que empieza un estancamiento ocasionado también por la emigración. Entre 1860 y 1970, sin contar las personas que volvieron, emigraron 1.200.000 gallegos, es decir, uno de cada cuatro. (Mariño Ferro., X.R., 17:19857). Estas cifras son alarmantes, y en los hechos, la emigración gallega ha tenido consecuencias significativas tanto para Galicia, como para las regiones de receptoras. La emigración española en general y gallega en particular, tuvo dos focos principales de atracción: la emigración a ultramar y la corriente europea.


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