En cuanto han dado el pelotazo se han convertido en las señoritas de Sicur, si-cur-si-cur-si-cur-si. Ya no es que sean trincones, descarados prepotentes, arbitrarios y facciatosta. Es que son unos cursis. Venían con la pana, el venablo, los vaqueros y "La Internacional", "arriba los de la cuchara, abajo los del tenedor", y ahora se han hecho unos niños zangolotinos y unas señoritas del pan pringado.
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