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Resumen de Sudáfrica, año XXX de la era Mandela

Óscar Garrido Guijarro

  • español

    Se cumplen tres décadas de la celebración en 1994 de los primeros comicios democráticos multirraciales en Sudáfrica y de la elección de Nelson Mandela como presidente. Es un momento oportuno para hacer balance de estos treinta años aprovechando la efeméride y la celebración de los recientes comicios del 29 de mayo.

    Sudáfrica se ha ganado la reputación de ser la potencia económica de África subsahariana y ha aprovechado su éxito económico y social durante los primeros quince años de la nueva era Mandela para ampliar su alcance hacia el norte y ganar influencia sobre grandes franjas del continente. Gracias al desarrollo de su sector industrial y de sus infraestructuras, y a sus vastos recursos terrestres y minerales, Sudáfrica encaja de forma natural en la categoría de líder por defecto de África. En el ámbito doméstico, durante las últimas tres décadas la democracia ha sido un juego de dos mitades: en los primeros quince años se vieron mejoras generalizadas en la vida de la gente, pero en los últimos quince los logros positivos han decaído. El país no se encuentra en su mejor momento y atraviesa una situación de deterioro: estancamiento económico, elevadas tasas de desempleo, incremento de las desigualdades sociales, graves cortes de electricidad, corrupción y delincuencia. Esta situación explica que el partido de Mandela, que ha gobernado con mayoría absoluta durante todo este tiempo, la haya perdido en las recientes elecciones y se haya tenido que conformar con una amarga victoria.

  • English

    Three decades have passed since the first multiracial democratic elections were held in South Africa in 1994 and Nelson Mandela was elected president. It is an opportune moment to take stock of these thirty years, taking advantage of the anniversary and the recent elections held on May 29th. South Africa has earned a reputation as the economic powerhouse of sub-Saharan Africa and has used its economic and social success during the first fifteen years of the new Mandela era to extend its reach northward and gain influence over large swathes of the continent. Thanks to the development of its industrial sector and infrastructure, and its vast land and mineral resources, South Africa fits naturally into the category of Africa's default leader. Domestically, over the past three decades democracy has been a game of two halves: the first fifteen years saw widespread improvements in people's lives, but in the last fifteen the positive gains have declined. The country is not at its best and is going through a deteriorating situation:

    economic stagnation, high unemployment rates, increasing social inequalities, severe power cuts, corruption and crime. This situation explains why Mandela's party, which has ruled with an absolute majority during all this time, lost it in the recent elections and had to settle for a bitter victory.


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