El conflicto armado yemení, activo durante más de ocho años, es una guerra periférica dentro de que se conoce como la «guerra fría de Oriente Medio», propiciada por los intereses antagónicos de Irán y de Arabia Saudí. Su impacto es devastador y ha originado la mayor crisis humanitaria actual. Sin embargo, la intervención decisiva de China, con el objetivo de reducir las tensiones entre ambas potencias rivales, ha instaurado unas nuevas condiciones que requieren el seguimiento de la situación en el escenario yemení de nuevo.
Actualmente, ya se están produciendo intensas negociaciones diplomáticas dirigidas a establecer un alto el fuego a corto plazo y otras más amplias para poner fin a la guerra.
Arabia Saudí está especialmente interesada porque la guerra le está ocasionado una importante crisis de reputación, incompatible con su «Visión 2030». Por otro lado, a Irán le resulta difícil continuar apoyando a los huzíes por sus graves problemas financieros, pero tampoco podría permitirse su caída porque este derrumbe supondría el final de su proyección regional en Yemen.
Sin embargo, la búsqueda de un acuerdo va a resultar terriblemente difícil. En realidad, el último periodo tregua, renovado dos veces y prolongado durante seis meses, terminó en fracaso y los combates volvieron a intensificarse.
The Yemeni armed conflict, active for more than eight years, is a peripheral war within what is known as the «Middle East Cold War», fostered by the antagonistic interests of Iran and Saudi Arabia. Its impact is devastating, and it has led to the greatest humanitarian crisis nowadays. However, the decisive intervention of China, with the aim of reducing tensions between the two rival powers, has created new conditions that require again the monitoring of the situation in the Yemeni scenario.
The intensive diplomatic negotiations intend to establish a short-term ceasefire and, more broadly, to end the war. Saudi Arabia is particularly interested in it because the war is causing it a major reputation crisis, incompatible with its 2030 Vision. On the other hand, it is difficult for Iran to continue supporting the Houthis due to their serious financial problems. However, it could not afford to fall because this collapse would mean the end of its regional projection in Yemen.
Moreover, finding an agreement is going to be terribly difficult. In fact, the last truce, renewed twice and extended for six months, ended in a failure, and the fighting intensified again.
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