París, Francia
Comuna de Concepción, Chile
Quisiéramos vivir “bajo el sol de Dios” (Ecl. 8, 15), pero nos descubrimos bajo el sol de Satanás. Nadie más que Bernanos lo ha visto, y también lo ha sabido, pues la literatura alcanza lo que ni la filosofía ni la teología logran expresar, especialmente en lo que respecta al tormento del mal. Oculto bajo la figura del “maquignon picard”, y por tanto de un hombre ordinario, el diablo no se deja ver; prefiere disfrazarse. No existe el mal de un lado y el bien del otro en Bernanos, sino más bien “el mal bajo la figura del bien”. Tal es su suprema astucia, y también su modo más seguro de desenmascararnos. Confundiendo las fronteras, haciéndose pasar por nadie siendo alguien, prefiriendo el “Frío” del hielo al calor de las llamas, y yaciendo con el abad Donissan para quitarle su aliento, Satanás nos acecha siempre, menos para mostrarse que para atraparnos. Una “lectura filosófica” de estas páginas fulgurantes de Sous le soleil de Satan (encuentro del abad Donissan con el maquignon picard) elevará a Bernanos al rango de los más grandes pensadores católicos. Nadie lo había dudado. Pero leerlo y releerlo permite confirmarlo. .
We would like to live “under the sun of God” (Eccl 8:15), but we find ourselves Under the Sun of Satan. Nobody has seen this, and also known this, better than Bernanos –for literature reaches what neither philosophy nor theology can say, in particular when it comes to the torment of evil. Hidden under the appearance of the “Picardy horse dealer,” and therefore of an ordinary man, the devil does not let himself be seen; he loves, rather, to disguise himself. We do not find evil on one side and good on the other in Bernanos, but rather “evil under the appearance of good.” This is the devil’s supreme ruse, and his surest way of seeing right through us. Blurring the boundaries, making himself pass for no one when he is someone, preferring the “Cold” of ice to the heat of flames, and lying (down) with Father Donissan to rob him of his breath, Satan is always lying in wait for us –less to show himself than to trap us. A “philosophical reading” of these searing pages of Under the Sun of Satan (Father Donissan’s encounter with the Picardy horse dealer) will elevate Bernanos to the rank of one of the greatest Catholic thinkers. Nobody doubted this. But reading him, and rereading him, permits us to confirm it.
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