Una de las tesis del sistema conceptual que elaboro desde hace unos quince años para analizar la televisión es que todos los géneros televisivos pueden ser interpretados en función de tres mundos: el mundo real, el mundo ficcional y el mundo lúdico [Jost, 1999] (2007). Si los dos últimos, los más difíciles de definir, han suscitado sólo algunas observaciones de fondo, el primero, en cambio, en apariencia el más evidente, lleva a veces a incomprensiones de parte de mis oyentes o lectores. Una de ellas es recurrente, la que manifiesta, en el mejor de los casos, una posición filosófica perfectamente identificable y, en el peor, un desconocimiento del cuestionamiento filosófico. En esencia, la crítica que se me hace es ésta: usted dice que ciertos géneros están anclados en el mundo real o en la realidad, pero la realidad no existe, varía según los puntos de vista. Tomando la objeción en serio, este artículo se propondrá responder la pregunta planteada en su título en dos partes: una intentará definir cómo hay que plantear la cuestión de la realidad para la televisión; la segunda apunta a delimitar lo que significan, para la televisión y los profesionales de este medio, las promesas de las distintas actitudes frente al mundo real.
One of the theses of the conceptual system that I have been developing, for some fifteen years now, in order to analyze television, is that television genres can be interpreted on the basis of three worlds: the real world, the fictional world and the recreational world [Jost, 1999] (2007). While these last two, the most difficult to define, have given rise only to a few comments, on the contrary, the first one, the most evident in appearance, carried sometimes to misunderstandings on the part of my listeners or readers. A recurring one, expresses, in the best of cases, a philosophical position perfectly identifiable, and at worst, a lack of knowledge of the philosophical questioning. In essence, the criticism that they make is this: you say that certain genres are anchored in the real world or in reality, but reality does not exist, it varies according to points of view. Taking seriously this objection, this article propose to answer the question posed in its title in two parts: the first one, attempts to define how the question of reality should be posed as regards to television; the second, aims to define what it means, for television and tv professionals, the promises made by different attitudes regarding the real world.
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