Sin asumir una perspectiva de tipo “representacionista”, procuramos reconstruir el horizonte utópico a partir de una exploración de la otredad constituyente de la identidad propia, pensada como un ensamble ya siempre en vías de formación y jamás completo o definitivo. Sobre esta base, siguiendo la estela de El Anti-Edipo, nos propusimos identificar algunos de los principales hilos que anudan la dimensión económica de la pobreza con el plano no meramente psicológico, sino ontológico, del deseo. Como resultado, dejando fluir una voz que exploró, además del material bibliográfico pertinente, huellas emocionales, memorias y ausencias presentes (recuerdos de infancia, hitos históricos, fragmentos de canciones), sacamos a la luz que nuestro yo es intrínsecamente plural y que la apelación a esa urdimbre colectiva resulta decisiva para todo proyecto de transformación del mundo. Finalmente, llegamos a la conclusión de que –en la medida en que las manifestaciones de deseo (tal como establecieron Deleuze y Guattari y nos ha recordado recientemente Fujita Hirose) serían lo único que el capitalismo no podría resistir– la liberación de la producción deseante, en cuanto producción material de lo real, sigue siendo la operación clave para abrir fisuras en el sistema capitalista.
Without adopting a "representationalist" perspective, we have sought to reconstruct the utopian horizon on the basis of an exploration of the constitutive otherness of one's own identity, conceived as an assemblage that is always in the process of formation and never complete or definitive. On this basis, and in the wake of The Anti-Oedipus, we set out to identify some of the main threads that knot the economic dimension of poverty to the not merely psychological but ontological level of desire. As a result, through a voice that, in addition to the relevant bibliographical material, explored emotional traces, memories and present absences (childhood memories, historical milestones, fragments of songs), we have brought to light that our self is inherently plural and that appealing to this collective distortion is crucial for any project of world transformation. Finally, we conclude that –insofar as manifestations of desire (as Deleuze and Guattari noted, and Fujita Hirose has recently reminded us) would be the only thing that capitalism could not resist– the liberation of desire production, as the material production of the real, remains the key operation for opening fissures in the capitalist system.
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