Desde el siglo V se tiene constancia de la existencia de los responsorios de tinieblas, que conformaban uno de los momentos musicales centrales en la celebración la Semana Santa hasta el Concilio Vaticano II. El ritual, envuelto en un halo de misterio y contrición, es uno de los más fascinantes y solemnes. Muchos autores han escrito responsorios de tinieblas, pero entre ellos, siguen despertando un interés especial los rubricados por uno de los personajes más oscuros de la historia de la música: el atormentado Carlo Gesualdo, príncipe de Venosa.
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