El ensayo de Daniel Mansuy "Enseñar entre iguales. La educación en tiempos democráticos" desarrolla la hipótesis que las actividades educativas se vuelven imposibles o, cuando menos, profundamente mermadas y deterioradas, por y desde el ideario de la democracia y, en específico, por el plano de igualdad que ésta quiere establecer. El problema sería el siguiente: ¿Cómo educar si la asimetría (o jerarquía) entre quién enseña y quién recibe la enseñanza es borrada bajo el supuesto que la democracia fomenta la igualdad de condiciones en contra de diferencias jerárquicas? El ideal democrático implicaría entonces un ataque mortal a la autoridad y este gesto es fatal para las tareas educativas. En esta reseña reconstruyo las tesis desarrolladas por el autor acerca de esta problemática y ofrezco contrapuntos a ellas: no se trata de rechazar el proyecto democrático en su conjunto para regresar a un momento histórico-cultural donde la educación gozaba de mejor salud, sino más bien de atreverse a ser auto-críticos y de seguir buscando lo que podría fomentar de mejor forma el ideal que pone al centro la personalidad de cada ser humano en su relación vital con el mundo.
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