Barcelona, España
Introducción: Los efectos a largo plazo de tumores en la infancia pueden alterar la trayectoria de adaptación y ajuste psicosocial de los supervivientes en etapas de vida posteriores. Objetivo: Esta revisión sistemática se centra en analizar las experiencias de crecimiento postraumático, estrés postraumático, malestar emocional y dificultades psicosociales sufridas por jóvenes adultos supervivientes a un cáncer en etapa pediátrica. Resultados: Los resultados sugieren una trayectoria mayoritaria que podría definirse como adaptativa, en la que se observa tanto crecimiento postraumático (prevalencia superior al 60%), como síntomas de estrés postraumático (prevalencia inferior al 30%). No obstante, en comparación con población control no oncológica, estos supervivientes tienen mayor riesgo de padecer síntomas de ansiedad y depresión, de alcanzar menores logros educativos y profesionales, y de permanecer solteros o vivir solos, lo que se hipotetiza que podría estar relacionado con las secuelas de cada tipo de tumor y tratamiento, y no únicamente con la vivencia de la enfermedad. Conclusiones: La atención a jóvenes adultos supervivientes a un cáncer pediátrico debería centrarse en proporcionar mayor apoyo médico y psicosocial a largo plazo, a través del abordaje interdisciplinar y la atención centrada en la persona, como aproximación que favorezca una trayectoria de ajuste adaptativa.
Introduction: Long-term effects of childhood tumors can alter the trajectory of adjustment and psychosocial adjustment of survivors later in life. Purpose: This systematic review focuses on analyzing the experiences of posttraumatic growth, posttraumatic stress, emotional distress, and psychosocial difficulties experienced by young adult survivors of pediatric cancer. Results: The results suggest a more prevalent trajectory that could be conceptualize as adaptive, in which both post-traumatic growth (prevalence greater than 50%) and post-traumatic stress symptoms (prevalence less than 30%) are observed. However, compared to the non-oncology control population, these survivors are at higher risk for anxiety and depressive symptoms, lower educational and occupational attainment, and remaining single or living alone, which is hypothesized to be related to the sequelae of each tumor type and treatment, and not just the disease experience. Conclusions: Care for young adult survivors of pediatric cancer should focus on providing enhanced long-term medical and psychosocial support through an interdisciplinary approach and person-centered care as an approach that supports a trajectory of adaptive adjustment.
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