Cada hecho delictivo es singular y circunstancial. Tanto es así que uno de los mayores retos de los profesionales penitenciarios consiste justamente en analizar cada supuesto desde la perspectiva del principio de individualización. Ello para entender lo verdaderamente acaecido —a veces alejado de la verdad formal recogida en una sentencia — y adaptar la forma de cumplimiento a las peculiaridades de cada caso y cada persona implicada en el mismo. Por ello, huimos de lo que denominamos normas totales, que dibujan un mundo de blancos y negros, cuando, sin embargo, la realidad social y personal que abordan es, necesariamente, como todo lo humano, mucho más rica en matices y fundamentos. Pero, además, siguiendo la estela de esa técnica normativa tan en boga, nos alejamos de la jurisprudencia del TEDH. La reciente normativa sobre visitas familiares a personas condenadas a pena privativa de libertad nos sirve de ejemplo. Palabras clave: visitas familiares, prisión, valoración individualizada.
Each criminal act is singular and circumstantial. In this sense, one of the biggest challenges for penitentiary professionals consists precisely in analyzing each case from the perspective of the principle of individualization. The aim is to understand what truly happened — sometimes far from the formal truth contained in a sentence — and to adapt the form of executing the prison sentence to the peculiarities of each case and each person involved in it. For this reason, we totally disagree with what we call total norms, which paint a world of blacks and whites, when, however, the social and personal reality they address is, necessarily, like everything human, much richer in nuances and foundations. But also, following this normative technique, we move away from the jurisprudence of the ECtHR. The recent regulation on family visits for people sentenced to imprisonment serve as an example.
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