La aplicación y funcionamiento de las Reglas Globales contra la Erosión de Bases (GloBE) acordadas en la OCDE y publicadas en diciembre de 2021 tienen fortalezas y debilidades para los países en desarrollo. Ahora es el momento de abordar directamente la "arquitectura" institucional multilateral en relación con las negociaciones fiscales internacionales. A pesar de las tensiones geopolíticas actuales, la naturaleza del cambio climático y la mayor posibilidad de futuras pandemias sanitarias han hecho que la necesidad de provisión de bienes públicos globales –y, por tanto, de coordinación fiscal global– sea aún más necesaria. Además, las reglas de GloBe reflejan la subrepresentación de los países no miembros de la OCDE en el proceso del "Marco Inclusivo", como lo demuestra su ausencia en el liderazgo de comités clave, la escasez de delegados especializados y la falta de derechos de voto explícitos. Por lo tanto, es correcto acoger con agrado la reciente resolución de la ONU de trabajar hacia un Convenión Impositivo mundial.
The application and operation of the Global Anti-Base Erosion (GloBE) Rules agreed at the OECD and released in December 2021 have both strengths and weaknesses for developing countries. Now is the time to address directly the multilateral institutional "architecture" in relation to international tax negotiations. Despite the current geopolitical tensions, the nature of climate change and increased possibility of future health pandemics have made the need for global public goods provision – and thus global tax coordination – even more necessary. Moreover, the GloBe rules reflect the underrepresentation of non-OECD members in the process of the "Inclusive Framework," as evidenced by their absence in key committee leadership, paucity of specialised delegates and lack of explicit voting rights. Therefore, it is correct to welcome the recent UN resolution to work towards a worldwide Tax Convention.
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