El virus es virus. Es una estructura que no tiene cerebro. No se autocomplace. Su única función es reproducirse. ¿Por qué? Porque sí. Punto. La función de replicarse, de estar celularmente anclada a su maquinaria, es una característica que comparte con otros virus, bacterias, animales, vegetales y humanos. Sólo se reproduce. Sars-Cov-2 o Covid-19 no tiene otra función. Se reproduce echando mano de su maquinaria para abrir un complejo sistema de llave cerradura, con la cerradura del vecino (Torres Acosta y Singer, 2020). La célula vecina. El genoma del virus (como está construido) tiene 29 903 letras (Lotfi, Hamblin y Rezaei, 2020). Las letras se repiten en varias combinaciones, pero no más de cuatro letras: C, U, G, A. Estas cuatro letras le dan la capacidad de meterse a la célula vecina, penetrar y replicarse con la maquinaria del vecino. ¿Un virus aprovechado? No, sólo es virus. ¿El virus quiere fregar al vecino? No, sólo es virus. ¿El virus quiere matar al humano? No, sólo es virus. ¿El virus quiere que fracase algún régimen político? No, sólo es virus. El virus no es bueno ni es malo. Sólo es y se reproduce. ¿El virus quiere ser el mejor virus del mundo? No, sólo es virus. El virus con cada una de sus letras son combinaciones variables de varios compuestos químicos: carbono, hidrógeno, nitrógeno y oxígeno.
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