Soy Alejandro Ortiz A. Mi profesión es médico ginecoobstetra y tengo la fortuna de ejercer en Irapuato, Guanajuato. Decidí escribir este pequeño testimonio que viví durante la pandemia ya que me considero un sobreviviente de terapia Covid-19. Siempre, durante la emergencia sanitaria que comenzaba, uno como médico, al ver cómo se estaba manejando la situación en otros países que nos llevaban semanas por adelante, tratábamos de atender todas las indicaciones de salud y comenzamos a darnos cuenta de que la situación no estaba bien y que debíamos tener muchos cuidados tanto en la vida profesional como en la familiar. Por eso tomé todas las precauciones habidas y por haber en mi consulta y en mi hospital. Así fue durante meses hasta que en una semana previa al 12 de julio me encontré con la noticia de que mi compañero quirúrgico estaba hospitalizado con unproblema respiratorio compatible con Covid-19, por lo cual reforzamos nuestros cuidados personales. Yo realizaba consultas separadas de horario y pedía medidas de cuidado a las pacientes. Cinco días después comenzó el calvario en mi vida: síntomas respiratorios. Uno como médico siempre trata de evitar complicaciones, así que me canalicé y comencé a atenderme con tratamientos recomendados. Pero el viernes 17, en menos de 24 horas, estaba ya con una insuficiencia respiratoria aguda. Busqué a un terapista que me pidió sujetarme a una tac, la cual reportó neumonía bilateral.
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