Los procesos migratorios en América Latina y Argentina, moldearon un mapa multicultural dinámico y controvertido, ya que los mismos se dieron en momentos de conformación de las identidades de los Estados Nacionales Americanos; en el caso argentino, los referentes de fines del siglo XIX, proponen para lograr ese objetivo homogeneizar culturalmente a la población a través de la Educación.
La conformación de la Identidad Nacional Argentina, debe ser un modelo instaurado, construido desde afuera, donde los pueblos originarios e inmigrantes deben asimilar los preceptos normativos arbitrarios de la nueva nación en conformación, debían convertirse en Argentinos, como propone Gagliano Rafael: “… el inmigrante es para la mirada nacional, radicalmente otro, de otra especie. Había que transformar ese otro ajeno, en un nosotros”, a través de los actos patrios, predominando entre ellos como indiscutido y referencial el acto de promesa de lealtad a la Bandera Nacional, adhesión que configura la pertenencia como validación institucionalizada frente a la comunidad y compromiso ante el Estado, de sostener y promover la sustentabilidad de la Nacionalidad durante su existencia ciudadana.
El proyecto identitario de quienes componen el cuerpo social del Estado, que construye el sistema educativo argentino actual, articula el proceso consensual respetando las múltiples identidades culturales que componen la comunidad escolar, priorizando prácticas comunicacionales de entendimiento, que allanan los procesos de significación intercultural, redefiniendo la construcción social reflexiva de los actos patrios respondiendo a los valores aspirados por la humanidad en su conjunto: dignidad, igualdad, libertad, democracia, tolerancia, responsabilidad, justicia y solidaridad.
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