A partir del año 2002, un equipo de investigadores de CIDE, ha estado aplicando en la Región Metropolitana un modelo orientado a la medición de la calidad de los estudiantes escolares. Es planteamiento central es que para conocer la eficacia de una escuela no sirven los datos brutos, directos; es imprescindible ajustar el rendimiento de los alumnos en función de su rendimiento previo y de la situación social, económica y cultural de su familia. Es lo que se ha venido llamando valor agregado, el puntaje para cada sujeto, que surge por una parte del seguimiento longitudinal de sus diferencias de logro y, en segundo lugar, de la diferencia entre un puntaje predicho y el puntaje efectivamente obtenido por él.
Los resultados de la aplicación de esta técnica indican que existe una significativa diversidad en valor agregado entre los establecimientos, a pesar de que no presentan una gran diversidad de contexto socio-económico y cultural al ser todos establecimientos municipalizados. Los resultados indican, además, que hay establecimientos y un grupo importante de ellos, que no alcanzan a agregar valor al más de 50% de sus alumnos, lo que debe ser visto como grave. Finalmente, los mejores establecimientos, un grupo pequeño, logran afectar al 60-70% de sus alumnos, lo que debe ser considerado como positivo.
Al hacer un análisis comparativo con los resultados SIMCE y analizando el efecto del contexto, los análisis efectuados muestran que cuando la situación de factores externos es mala, malos son también los resultados SIMCE, un cambio cuando los factores externos reflejan una muy buena situación, los resultados SIMCE también son muy buenos. En cambio, cuando se controla el valor agregado, los análisis muestran que no existe asociación entre ambas variables: cuando el índice de factores externos es bueno, el resultado en valor agregado puede ser regular o muy bueno, o cuando el índice de factores externos muestra una situación mala, el resultado en valor agregado puede ser bueno. Nuestra conclusión es por tanto de que estos análisis están señalando que la utilización de la técnica valor agregado puede ser una buena alternativa para identificar escuelas eficaces, aquellas escuelas que independiente del contexto socio-económico, logran impactar entregando conocimientos a sus alumnos, en un grado significativo.
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