Tengo que preguntarle a Pitita Ridruejo que a qué viene la Virgen a ese pueblecito de Toledo llamado Huecas. Eso, o me lo dice Pitita, o no me lo dice nadie. De tejas abajo, la única persona que tiene noticia de los viajes que proyecta la Virgen a este valle de lágrimas es Pitita, ni cura, ni obispo, ni cardenal, ni papa, y si acaso, Fernando Sánchez Dragó, que está el tío en tantos y cuantos secretos y maravillas de esta vida y de la otra.
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