Jesús Alberdi Sudupe, Íñigo Alberdi Páramo
La vida no es más que un sueño. Desde Heráclito y Parménides hasta la actualidad, esta hipótesis de que solamente vivimos en los sueños en los que nos sueña un supuesto espíritu o voluntad universal, ha merecido una atención filosófica en distintos momentos históricos. Si así fuera, no somos sino espectros en un mundo soñado. Todo es sueño. Heráclito distingue ese mundo propio de cada cual, en el que nos sumergimos al dormir y en el que soñamos, de otro mundo en gran medida compartido con otras personas cuando estamos despiertos. Siendo así, alternamos la vida en dos mundos, en sueños, pero también en vigilia. Zubiri habla de procesos humanos de irrealización de los contenidos aprehendidos en la formalidad de realidad que nos es dada en aprehensión primordial. Es la construcción provisional de contenidos de mundos irreales, pero siempre desde una realidad en la que ya estamos instalados. Soñar, fantasear, construir espectros y ficciones, son algunas modalidades de esa irrealización. Pero vivimos solamente en un mundo, en la realidad, y es en ella y desde ella como podemos fantasear y soñar. A nuestro entender, la primera hipótesis metafísica de que toda la vida no sea sino un sueño puede recibir al menos dos críticas. Por una parte, es una idea que se basa en la atribución, en la extrapolación discutible, de una capacidad humana, la de poder soñar o fantasear, a instancias metafísicas extrahumanas que nos sobrepasan, sean Brahman, o espíritu, o voluntad universal. Por otro lado, pensemos si algunos caracteres tan determinantes de las entrañas de nuestra vida encarnada, como el dolor y el sufrimiento, algunas formas de amor, o la firme confianza en una promesa personal recibida, por citar algunos, ¿son solo ensoñaciones? Si estas críticas fueras ciertas, la vida sería algo más que un sueño.
Life is nothing but a dream. From Heraclitus and Parmenides to our days, the hypothesis that we only live within the dreams of a universal spirit or will has received philosophical attention at different historical moments. We live in a dream. Heraclitus distinguishes a world unique to each individual, in which we immerse ourselves when we sleep and dream, from a world largely shared with others when we are awake. We live in two worlds, dreams, and wakefulness. Zubiri speaks of human processes of unrealization of the contents apprehended in the formality of reality presented to us in primary apprehension. It is the provisional construction of unreal worlds, but always from the reality in which we are already installed. Unrealization is not synonymous with non-reality. It is unrealization from and within reality. Dreaming and fantasizing, constructing specters and fictions, are some types of unrealization. We live solely in reality, and within it, we can fantasize and dream. Although it may not be a metaphysical impossibility, in our view, the initial hypothesis that all life is nothing but a dream can receive at least two criticisms. On the one hand, it is an idea based on attributing a human capacity, that of being able to dream or fantasize, to other metaphysical instances beyond humans, be they Brahman or universal spirit or will. Something debatable. On the other hand, some characteristics of our real life do not fit well with being only part of a dream in which we are being dreamed. Pain, some forms of love, among other human experiences in which we trust. And if these criticisms were true, life would be something more than a dream.
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