Cuando los periodistas le preguntaron al presidente del Gobierno si ya le había comunicado al Rey el nombre del sustituto de Fernández Ordóñez en el Ministerio de Asuntos Exteriores, y don Felipe González respondió seca y lacónicamente aquel "El Rey no está", quedó rasgado el velo de un pequeño e insospechado secreto de Estado. Si no estaba en la Zarzuela, ¿dónde estaría el Rey? Y si tampoco estaba en España, ¿a qué y por qué se había ido de tapadillo?.
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