En el desfile inaugural de los Juegos Olímpicos, el Príncipe Felipe enamoró a medio mundo con su aspecto de galán cinematográfico, mezcla de Indiana Jones y el apuesto Dick Tracy. Fue la conquista de una nueva imagen que habrá de tener, sin duda, repercusión en su vida sentimental. En una grada, absolutamente de incógnito, acompañada por dos hijos de Simeón de Bulgaria, se hallaba Isabel Sartorius. El polémico noviazgo no oficial dará todavía mucho que hablar.
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