Dos profesores del apoyo a la Integración de una pequeña localidad almeriense, caracterizada por la diversidad étnica y cultural, describen una experiencia que permitió que el alumnado del centro, activamente implicado en la misma, aprendiera de una manera lúdica y amena las tablas de multiplicar. Su narración pone de manifiesto cómo es posible interesar y motivar al alumnado en cualquier proyecto o actividad educativa si tenemos la valentía de ofrecer un formato lo más ameno e interesante posible.
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