Emiliano Almansa Rodríguez, Ángel M. Hernández Sobrino
Almadén era una mina poco importante hasta que a mediados del siglo XVI Bartolomé de Medina aplicó el proceso industrial de amalgamación con azogue, conocido como método de patio, en el yacimiento de plata de Pachuca (Nueva España). A partir de entonces, la producción de azogue de Almadén fue en aumento, si exceptuamos la segunda mitad de la centuria del XVII, cuando hubo una fuerte escasez de consignaciones económicas para el establecimiento minero. En la segunda mitad del siglo XVIII, Almadén se había transformado en un gran establecimiento minero, el más importante del territorio metropolitano, pues sin azogue no había plata y Nueva España iba en camino de convertirse en el primer productor mundial de este metal. Por ello, el superintendente Francisco Javier de Villegas comunicó en 1750 al marqués de la Ensenada que no disponía de verdaderos técnicos de minas. Ensenada se mostró de acuerdo con Villegas y ordenaron, tanto él como su sucesor Arriaga, la búsqueda de los hombres más capacitados para solventar la situación, que por entonces eran los ingenieros militares debido a sus conocimientos matemáticos y a su experiencia en túneles y explosivos. Este artículo analiza concretamente los trabajos llevados a cabo en Almadén por los ingenieros militares Francisco Nangle, Miguel Antonio de Escurrechea, Silvestre Abarca y Jorge Juan entre 1750 y 1765, y cómo su intervención contribuyó a hacer frente a la creciente demanda de mercurio de la minería argentífera del virreinato de Nueva España.
Almadén was a minor mine until the mid-16th century when Bartolomé de Medina applied the industrial process of amalgamation with mercury, known as the patio method, at the silver deposit in Pachuca (New Spain). From then on, the production of mercury from Almadén increased, except for the second half of the 17th century, when there was a severe shortage of economic consignments for the mining establishment. In the second half of the 18th century, Almadén had transformed into a large mining establishment, the most important in the metropolitan territory, because without mercury there was no silver and New Spain was on its way to becoming the world’s leading producer of this metal. Therefore, in 1750, Superintendent Francisco Javier de Villegas informed the Marquis of Ensenada that he did not have real mining technicians. Ensenada agreed with Villegas and both he and his successor Arriaga ordered the search for the most capable men to solve the situation, who at that time were military engineers due to their mathematical knowledge and experience in tunnels and explosives. This article specifically analyzes the work carried out in Almadén by military engineers Francisco Nangle, Miguel Antonio de Escurrechea, Silvestre Abarca, and Jorge Juan between 1750 and 1765, and how their intervention helped to meet the growing demand for mercury from the silver mining of the Viceroyalty of New Spain.
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