Argentina
La relación liminar entre la zona de la literatura leída a las infancias, y luego también producida (escrita, editada, distribuida) pensando en ese público lector, suele ser abordada en clave adultocéntrica: la LIJ (literatura infantil y juvenil) fue un desprendimiento de la literatura ‘a secas’, que empezó a ganar entidad gracias a la ampliación del mercado infantil de lectores producto de la expansión de la matrícula escolar desde fines del siglo XIX hasta el presente. No obstante, no son pocas las manifestaciones donde se produce el pasaje inverso: la LIJ presta elementos a una literatura para consumo adulto. Uno de esos casos es el de Las Islas (1998), de Carlos Gamerro. En el final de esa novela situada en los años noventa, que es una summa de aspectos relacionados con la guerra de Malvinas, emerge la narrativa del cuento de hadas en un relato que fusiona y reescribe el repertorio del género maravilloso que constituyen los cuentos tradicionales de origen oral recogidos por Charles Perrault, los hermanos Grimm y Hans Christian Andersen. Este trabajo se propone analizar las diversas estrategias con que Gamerro reescribe esa narrativa, en la que el elemento terrorífico es retomado para dar cuenta del presente neoliberal de posdictadura. Su propuesta invita a analizar la riqueza de la conjunción entre maravilloso y terror, cuya lectura es cifra alegórica de la novela.
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