Cuando nos centramos en el estudio de la restauración eclesiástica del reino de Jaén en el reinado de Fernando III aceptamos, quizás debido a la cantidad de estudios centrados en el tema, que la restauración eclesiástica fue encomendada a Rodrigo Jiménez de Rada, arzobispo de Toledo, quién nombró a Fr. Domingo, de la Orden de Predicadores, primer obispo de Baeza. Sin embargo, ahondando en el estudio nos damos cuenta de que la historiografía no se planteó las siguientes preguntas: ¿Por qué fue Fr. Domingo nombrado obispo de Baeza? ¿Por qué fue la ciudad de Baeza la primera en restaurar su sede eclesiástica? Y ¿Por qué un fraile de la Orden de Predicadores fue nombrado obispo de Baeza?
When we focus on the study of the ecclesiastical restoration of the kingdom of Jaén in the reign of Fernando III, we accept, perhaps due to the number of studies focused on the subject, that the ecclesiastical restoration was entrusted to Rodrigo Jiménez de Rada, archbishop of Toledo, who named Fr. Domingo, of the Order of Preachers, the first bishop of Baeza. However, delving into the study we realize that historiography did not ask the following questions: Why was Fr. Domingo appointed Bishop of Baeza? Why was the city of Baeza the first to restore its ecclesiastical seat? And why a friar of the Order of Preachers named Bishop of Baeza?
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